Un montador de estructuras metálicas de 59 años y que padece Párkinson ha conseguido que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) le reconozca una Incapacidad Permanente Absoluta (IPA), es decir, su imposibilidad para trabajar en cualquier profesión por la patología que sufre y sus limitaciones, tanto físicas como psíquicas.

Estas limitaciones físicas -con movimientos erráticos y disminución de fuerza- y psíquicas le impiden tener un mínimo nivel para cumplir con su trabajo de montador de estructuras, lo que le genera fuertes crisis de ansiedad.

El Equipo de Valoración de Incapacidades le concedió la Incapacidad Permanente Absoluta más el complemento para la reducción de la brecha de género por enfermedad de Parkinson idiopática unido a trastorno ansioso depresivo, lo que supone una pensión total de 1.078 euros mensuales.

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