Todos los lugares del mundo poseen un lugar emblemático lleno de vida y de magia, un lugar en el que se mezcla  la historia y la tradición con las nuevas formas de vida urbana. Un lugar en el que coexiste la juventud y la sabiduría de los más mayores. En la capital hispalense, este lugar es la Alameda de Hércules. 

Desde sus inicios, este lugar ha mantenido la magia de las primeras civilizaciones. Las estatuas de Julio César y de Hércules dan la bienvenida a la Alameda de Hércules. Estas estatuas fueron transportadas desde la ciudad romana a Itálica hasta la capital andaluza. Las otras dos estatuas majestuosas son las de Carlos V y Felipe II.  Aunque los orígenes de esta explanada se produjeron por un capricho por de un rey que decidió cambiar el curso del río Guadalquivir. Una vez que se cumplió el encargo real, se convirtió en un pequeño lago que terminó secándose por completo hasta la explanada que es hoy.

La Alameda de Hércules volvió a recuperar su esplendor en los años 80 y 90. La Alameda de Hércules fue testigo de grandes noches de rock, alcohol, grupos punkis y música en directo. Nombres como El Dragón Rojo, Hola Ola Discoteca, entre otras grandes discotecas que conforman el movimiento de la llamada “movida sevillana”.  El lugar se convirtió en un sitio de referencia para los jóvenes de esa época. Ahora también sigue siendo un punto de encuentro para los jóvenes del siglo XXI, para la cultura y para el arte. También ha vuelto a recuperar la estampa familiar y de encuentro que se vio distorsionada por la aparición de personas con adicciones y con mujeres que ofrecían servicios sexuales en los años de la movida sevillana.

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