En el recinto ferial del Real encontramos sus famosas calles llenas de casetas en suelo de albero y, al final, está la famosa Calle del Infierno.

La Calle del Infierno adopta su nombre por el ruido que siempre acompaña a los visitantes y familias de sus rincones, producidos por la gran cantidad de cacharritos que se encuentran en ella.

Es una de las zonas de la feria con más vida durante las 24 horas del día, o la que más tarde cierra y más temprano abre. Conformada por más de cien atracciones más un circo, la Calle del Infierno puede llegar a ser un paraíso para los más pequeños y todo un infierno, como bien su nombre indica, para otros.

Sin embargo, la calle no hace excepción a nadie y abre sus brazos a cualquiera que desee echar un rato en alguna de sus atracciones.

En la Calle del Infierno nunca pueden faltar atracciones como la Noria (la más grande) o la Barca Vikinga, ambas clásicas en la Feria. A su vez, también es imprescindible los puestos de vino dulce, gofres, las famosas nubes de azúcar y las casetillas de juegos de feria, como los patitos.

La vida en esta parte del recinto ferial es muy diversa según la hora del día, aunque siempre está transcurrida. Por la mañana las familias estilan visitarla con los más pequeños. A medida que la feria se va encendiendo con la oscuridad del día, los más mayores se van haciendo con la Calle del Infierno. Así, dando lugar a un ambiente mucho menos familiar y de fiesta.

Sea como fuere, la Calle del Infierno representa un lugar imprescindible en el Real de la Feria de Abril. Esta ha acompañado el recinto desde hace décadas y así seguirá siendo por los restos.

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