Según el Hospital Universitario de Valme en Sevilla, durante el año 2020, se ha detectado un 2,6 por mil casos de sordera infantil entre bebés recién nacidos. Es decir, lo que se traduce a una incidencia de hipoacusia severa o profunda de dos de cada 1.000 recién nacidos. 

El objetivo del Programa de Detección Precoz de la Hipoacusia Infantil es detectar cualquier tipo de déficit auditivo en los recién nacidos con el fin de iniciar el tratamiento y la rehabilitación la edades tempranas en los niños. Este tratamiento pertenece a la especialidad de otorrinolaringología, y tiene su finalidad es obtener un diagnóstico temprano, con el objetivo de tratar cuanto antes la enfermedad, y minimizar con ello, las posibles consecuencias en el desarrollo del niño.

Además, el diagnóstico se realiza de una forma completamente sencilla, y sin ocasionar ningún tipo de molestia al menor. Para ello, se emite un sonido a través de un auricular colocado en el oído del bebé. En caso de audición normal, la prueba registraría la presencia de una señal. 

Según el jefe de sección de otorrinolaringología, Juan Solanellas, “esta patología en la infancia tiene unas repercusiones muy importantes sobre el habla, el desarrollo emocional, escolar y social”. Por ello, es sumamente importante ofrecer un diagnóstico temprano con el fin de poder reconducir la enfermedad.

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