Se sabe muy poco de nuestro planeta vecino. Un grupo de científicos se ha puesto manos a la obra para adentrarnos en el gran astro rojo con un experimento análogo marciano en el norte de Chile, que comprobó la utilidad de equipo robots planetarios con inteligencia artificial para la búsqueda de vida de la forma más eficaz. En un artículo publicado en Nature Astronomy, un estudio interdisciplinar dirigido por Kim Warren, investigadora principal del Instituto SETI, cartografió la escasa vida oculta en cúpulas de sal, rocas y cristales del Salar de Pajonales, en el límite entre el desierto de Atacama y el Altiplano.

A continuación, Warren-Rhodes trabajó con los coinvestigadores Michael Phillipsy Freddie Kalaitzis para entrenar un modelo de aprendizaje automático que reconociera los patrones y reglas asociados a sus distribuciones, de modo que pudiera aprender a predecir y encontrarlas en datos sobre los que no había sido entrenado. En este caso, al combinar la ecología estadística con la inteligencia artificial/aprendizaje de máquina, los científicos pudieron localizar y detectar biofirmas hasta un 87,5% de las veces y disminuir el área necesaria para la búsqueda hasta en un 97%.




Durante las campañas de campo del proyecto NAI, el equipo recogió más de 7.765 imágenes y 1.154 muestras y experimentó con instrumentos para detectar microbios fotosintéticos que habitan en el interior de las cúpulas salinas, las rocas y los cristales de alabastro.

Por otro lado, algoritmos similares y modelos de aprendizaje automático para varios tipos diferentes de entornos habitables y biofirmas podrían automatizarse a bordo de robots planetarios para conducir eficazmente a los planificadores de misiones a zonas de cualquier escala con la mayor probabilidad de contener vida.

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