Con la llegada a España de las cadenas autonómicas en los años 80, vino también un auge de la animación japonesa en su programación. Todo joven andaluz nacido en los años 90 tiene recuerdos de ver series animadas, pero pocos saben que estas animaciones provienen de la isla nipona.
Canal 2 Andalucía incluía en su parrilla un contenido centrado en el entretenimiento de los más pequeños. Animes como Doraemon, Shin Chan o BoBoBo acompañaron durante años los desayunos y almuerzos de miles de niños andaluces.
La gran mayoría de animes que han consumido los niños andaluces eran emitidos en el Canal 2 Andalucía en el programa de La Banda. También en otros canales regionales de toda España como Tele 5, Antena 3, La primera y La dos. La banda comenzó a emitirse el 28 de febrero de 1994 en Andalucía y fue ganando cada vez más seguidores hasta llegar a la impresionante cantidad de 729.000 socios. Estos socios recibían un carnet y obtenían descuentos en ciertos lugares de entretenimiento andaluz, como la Isla Mágica.
Los animes más famosos
Doraemon era el líder indiscutible de las teles andaluzas. En fines de semanas llegaba a rozar el 25% de share durante las mañanas, o lo que se traducía en 145.000 espectadores. Esto atrajo a más espectadores que se engancharon a otros animes de Canal Sur, como es el caso de Shin Chan y Slam Dunk. El niño travieso japonés se acercó mucho al gato cósmico en share televisivo, alcanzando el 20%.
BoBoBo y Detective Conan consiguieron un 4% de share. Sin embargo, muchos padres se quejaron de la extravagancia de series como BoBoBo y Shin Chan, pero esto no afectó a la popularidad de ambas series animadas.
Los jóvenes andaluces han tenido la oportunidad de disfrutar desde muy pequeños de animes de diferentes géneros: magia, humor, vida cotidiana, historias de amor, acción, … Actualmente es difícil encontrar una programación parecida a la de esos años, ya que la mayoría de series animadas infantiles provienen de Estados Unidos.
El anime siempre será un punto de conexión entre los jóvenes andaluces que en su infancia pudieron desayunar a ritmo del gato cósmico.
